Tras meses de enfrentamiento, una embajada de burgueses, que estaban representando al Ayuntamiento de Santiago, decide ir hasta Rocha, para llevar a cabo las negociaciones. Los soldados, que estaban bajo las órdenes del arzobispo, de una manera muy brusca, decidieron cerrar todas las puertas del Castillo y llevaron a cabo el asesinato de todos los representantes de la ciudad. Ese día fue el 16 de septiembre del año 1320, que recibió el nombre del día de la ira. Así, mueren once representantes de Santiago de Compostela, acuchillados, en medio del patio del Castillo. Incluso, la cabeza de Alonso Suárez de Deza rueda por todo el patio del castillo. El 27 de septiembre, de ese año, se firma la paz entre ambas partes, en el atrio de la Iglesia de Santa Susana -lugar donde se solían reunir los miembros del ayuntamiento de Santiago- gracias a lo cual el arzobispo volvió a tener el control de dicha urbe.
Foto: fuente
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