domingo, 8 de julio de 2012

Camino de Santiago (VII)



Para hacernos una idea de su influencia, que ante los deseos de unificación, que tenía Alfonso VI, se decidió abolir el rito autóctono, en beneficio de la liturgia, que se conocía como romana. A partir del siglo X, el número de peregrinos empezó a aumentar, de una manera extraordinaria, cuando la población europea logró salir del aislamiento de épocas anteriores y se empezó una serie de contactos e intercambios que, dentro del campo religioso, provocaron que la peregrinación se hiciera la manera más difundida de devoción. De esta manera, tanto Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela se convirtieron en los destinos más relevantes y surgió la frase de todos los caminos llevan a Roma. Así, los cruzados y las ciudades marítimas de Italia se encargan de abrir la ruta de Jerusalén. Los monarcas, tanto de Castilla y León, Navarra y Aragón decidieron facilitar el viaje a Santiago, a través de la construcción de diversas rutas, edificación de grandes hospitales y reparación de varios caminos. Unos años más tarde, el carácter apostólico de su iglesia y las riquezas, que se fueron acumulando, gracias a los peregrinos, permitió a Diego Gelmírez, un oblispo que se caracterizó por ser muy emprendedor, convertir su sede en un arzobispado.
Foto: fuente

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