El
Monte Aloya tiene una gran cantidad de matorrales de tojos y de
genistas. Eso sí, nos van a quedar restos del bosque caducifolio
autóctono, como pueden ser las carballeiras, y vegetación de
ribera. En el año 1910, se empezó la plantación de pinos -como
pueden ser el ródeno, radiata y silvestre- y se llegaron a
establecer diversas masas de árboles exóticos. Aquí, nos vamos a
encontrar con una “senda botánica”, que va a mostrar al
visitante, los diversos elementos forestales, que van a llamar la
atención en el bajo Miño y en el Parque Natural. A la hora de
visitar el Monte Aloya, nos vamos a encontrar con diversos tipos de
animales, como pueden ser el zorro, los conejos, el erizo, el perdiz
pardilla, el cernícalo común, el ratonero común, cárabo común o
los tritones.
El
Monte Aloya, también, va a tener una gran carga histórica, ya que
se han encontrado rastros de Citania, que es un poblado castreño
anterior a que tuviera lugar la romanización. Han encontrado
diversos restos prehistóricos, como pueden ser los molinos de mano o
diversas piezas de cerámica. Es muy interesante, por ejemplo, una
muralla ciclópea, que tiene 1250 metros de longitud, que está
rodeando la meseta superior.
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