Por
su parte, el prebisterio se cubre con una bóveda de cañón, que se
empleó como elemento de engarce con la nave, gracias a un vistoso
arco triunfal, de forma cóncava, que era más propio de la
arquitectura del clasicismo barroco español, que era propio de la
época de Carlos III. Esta clase de arco se encuentra, también, por
ejemplo, en la capilla del Palacio Real de Madrid. A la hora de
tratar el concepto de altar y al planteamiento que se tuvo del
programa iconográfico, que se desarrolló en el conjunto, debemos
debir que va a responder a la advocación del Santo Cristo de la
Misericordia, a la religiosidad de la cofradía y al ceremonial
específico, que caracteriza al Vía Crucis, que se celebra cada
domingo por la tarde, en la Capilla General de Ánimas. Fue el
arquitecto académico, Melchor de Prado Mariño, quien ideó dicho
programa, con el apoyo de los cofrades que estaban más formados. La
realización del mismo tuvo lugar entre los años 1803- 1814, se
llegó a materializar en un conjunto de emotivos y catequizadores,
con un relieve en estuco de clase veneciano policromado, modelado
por su propio hermano Manuel de Prado Mariño, escultor, también de
la ciudad compostelana, que había demostrado grandes cualidades como
escenógrafo.
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