Cuando
la marea sube, el agua va a pasar entre las dos islas, por la zona
oeste y, cuando esté taponada por la playa, se va a llenar la
albufera, que viene formada entre el arenal y las rocas. El pico más
alto de las mismas se sitúa en la parte norte de la isla de
Monteagudo, en el Alto das Cíes, de unos 197 metros de alto y posee
una superficie emergida de 434 hectáreas. Se sabe que su formación
geológica, tuvo lugar a finales de la Era Terciaria, cuando tuvo
lugar el hundimiento de algunas parte de dicha costa, con lo que
penetró el mar y se fueron creando las rías. Todas las islas del
Atlántico, que nos encontramos, son las cumbres de las sierras
costeras, que quedaron bajo el mar, de manera parcial y están
formadas por piedra granítica, casi en su totalidad. Las tres islas
se caracterizan por ser montañosas, eso sí, con una cara oeste, que
es bastante abrupta, con acantilados verticales, que pueden medir más
de 100 metros y un gran número de cuevas (que son conocidas como
furnas), que han sido formadas por la acción del mar y del viento.
La cara este, por ejemplo, se caracteriza por tener laderas, que son
algo más suaves, que están cubiertas por bosques y matorral y que
están protegidas de los vientos atlánticos, lo que ha permitido la
formación de playas y de dunas.
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