Pero,
el comandante de la flora estacionada, el histórico Teniente General
Juan Joaquín Moreno, decidió ir a verificar el aviso, y él mismo
pude ver cómo las fuerzas británicas fondeaban en las platas de
Doniños y San Jorhe y como destruían la artillería defensiva
española, que estaba más cerca. Entonces, desembarcaron unos 10.000
hombres, siete regimientos de infantería y un cuerpo de fusileros,
más 16 cañones de campaña. Moreno se marchó disparado a su buque
insignia, el Real Carlos, y mandó desembarcar en El Vispón a un
total de 500 infantes de marina y tomaron posiciones en Brión y La
Graña. Después, se sumarían unos pocos soldados, que fueron
enviados por el general Melgarejo, que ya era consciente de lo que
estaba sucediendo. Entre las medidas que se tomaron: alejar los
barcos de las posiciones enemigas, instalar una artillería en el
Castillo de San Felipe y colocar lanchas cañoneras en la bocana de
la ría, para poder dificultar una posible entrada de buques, de las
fuerzas británicas. También, se decidió reforzar el contingente,
que estaba apostado en La Graña, con unos 200 marineros adicionales.
Malgarejo, también, decidió avisar a las guarniciones, que estaban
más próximas, y a las 5 de la tarde partió en dirección a la
División de Granaderos y Cazadores de Jubia, que llegaría a
Catabois, a la hora del anochecer. Las tropas británicas decidieron
ir por ambos lados de la Laguna de Doniños, rodeándola.
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